EL KIOSKO de arte

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miércoles, 13 de enero de 2016

El teatro de la pintura. Roberto Plate

El Museo Nacional de Bellas Artes presenta una exposición antológica del artista argentino Roberto Plate.  Buenos Aires-Paris-Buenos Aires se propone como una muestra homenaje a quien fuera una de las figuras ineludibles de la convulsionada década del 60 en nuestro país.  Raúl Santana, su colega en aquellos años y amigo personal fue el designado para curar la primera jugada fuerte del flamante director del Museo, Andres Duprat.

Raúl Santana y Roberto Plate

Roberto Plate nació en Buenos Aires en 1940 pero estudio en la reconocida Academia de Bellas Artes de Munich, en donde según dice, aún se respiraban los aires de la desaparecida Bauhaus. Eso explica porqué a su regreso al país a mediados de 1960 supo aprovechar y potenciar al máximo la experimentación y el corrimiento de fronteras que ya se venía planteando con diversos resultados en el Instituto Di Tella y el Museo de Arte  Moderno.

“En permanente deriva ecléctica la idea de unidad no constituía para él un valor inteligible; su propósito era abrir nuevas puertas de lo real”. Dice Santana en su texto curatorial. Y en ese sentido no es de extrañar que dos de sus emblemáticas instalaciones de ese entonces sean, justamente, puertas.  Una de ellas, réplica de la expuesta en el Museo de Arte Moderno en 1967 es un simulacro de ascensor que confundirá a más de un visitante.




Sin embargo la más recordada por sus fatales consecuencias fue la que se instaló por primera vez en el Instituto Di Tella en 1968. Un par de puertas de un baño público sin instalaciones que se transformó en receptáculo de grafitis en contra del entonces gobierno de facto del General Onganía. Estas acciones generaron la clausura de la muestra y la posterior reacción de los artistas, una fogata en la puerta que acabó con la clausura de la Institución.

Ambas réplicas presentes en la muestra antológica del artista, permiten dar cuenta hoy de su invaluable participación en nuestra historia y desarrollo del arte recientes. Pero la muestra se complementa además con alrededor de 100 obras entre pinturas, instalaciones y registro videograficos  pertenecientes a periodos posteriores durante su estancia en París y de vuelta en Buenos Aires con el regreso de la democracia. 


Para hablar de las pinturas Santana retoma a Paul Valéry: “El pintor aporta su cuerpo”, dice, y agrega: “pero el propio cuerpo de Plate, su figura, entra y sale fragmentariamente en estas enormes telas como si otro capturara las escenas definiéndolo: otra forma entrelazada a los demás motivos. ¿Cuál es el punto de vista del pintor si fragmentos de su propio cuerpo, aún de espaldas, entran en escena?”.

Roberto Plate también fue actor, y escenógrafo. Los espectadores, esa cuarta pared que metafóricamente cierra el cubo de la representación pareciera ser el lugar de aquel que contempla muchas de las pinturas de este artista. Allí está el cuadro dentro del cuadro, el travestismo de los personajes cual obra barroco, las puertas de cartón pintado y la mampostería. La pintura que habla de su universo cotidiano, sus pomos y sus pinceles. El hombre hablando de sí mismo. El teatro. 

Publicado en Ramona

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