El Museo Nacional de Bellas Artes presenta una exposición antológica
del artista argentino Roberto Plate. Buenos Aires-Paris-Buenos Aires se
propone como una muestra homenaje a quien fuera una de las figuras ineludibles
de la convulsionada década del 60 en nuestro país. Raúl Santana, su colega en aquellos años y
amigo personal fue el designado para curar la primera jugada fuerte del
flamante director del Museo, Andres Duprat.
Raúl Santana y Roberto Plate |
Roberto Plate nació en Buenos Aires en 1940 pero estudio en
la reconocida Academia de Bellas Artes de Munich, en donde según dice, aún se
respiraban los aires de la desaparecida Bauhaus. Eso explica porqué a su
regreso al país a mediados de 1960 supo aprovechar y potenciar al máximo la experimentación
y el corrimiento de fronteras que ya se venía planteando con diversos
resultados en el Instituto Di Tella y el Museo de Arte Moderno.
“En permanente deriva ecléctica la idea de unidad
no constituía para él un valor inteligible; su propósito era abrir nuevas
puertas de lo real”. Dice Santana en su texto curatorial. Y en ese sentido no
es de extrañar que dos de sus emblemáticas instalaciones de ese entonces sean,
justamente, puertas. Una de ellas, réplica
de la expuesta en el Museo de Arte Moderno en 1967 es un simulacro de ascensor que confundirá a más de un visitante.
Sin embargo la más recordada por sus fatales
consecuencias fue la que se instaló por primera vez en el Instituto Di Tella en
1968. Un par de puertas de un baño público sin instalaciones que se transformó en
receptáculo de grafitis en contra del entonces gobierno de facto del General
Onganía. Estas acciones generaron la clausura de la muestra y la posterior
reacción de los artistas, una fogata en la puerta que acabó con la
clausura de la Institución.
Ambas réplicas
presentes en la muestra antológica del artista, permiten dar cuenta hoy de su
invaluable participación en nuestra historia y desarrollo del arte recientes.
Pero la muestra se complementa además con alrededor de 100 obras entre
pinturas, instalaciones y registro videograficos pertenecientes a periodos posteriores durante
su estancia en París y de vuelta en Buenos Aires con el regreso de la democracia.
Para hablar de las pinturas Santana retoma a Paul Valéry: “El pintor aporta su cuerpo”, dice, y agrega: “pero el propio cuerpo de Plate, su figura, entra y sale
fragmentariamente en estas enormes telas como si otro capturara las escenas
definiéndolo: otra forma entrelazada a los demás motivos. ¿Cuál es el punto de
vista del pintor si fragmentos de su propio cuerpo, aún de espaldas, entran en
escena?”.
Publicado en Ramona
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